nos inundan, tenemos la fuerte tentación de olvidarnos de los demás y sentarnos con nuestra tristeza y soledad mientras gemimos y nos lamentamos de lo que nos ha acaecido. Al hacer esto, estamos cerrándonos el camino de la fortaleza y de la ayuda. Los que hacen como David, pronto descubrirán que ayudando a otros nos ayudamos a nosotros mismos. Cuando nos entregamos para satisfacer las necesidades de otros, encontramos que estamos adquiriendo una nueva perspectiva de nuestros propios problemas. Y
Page 78